Conclusión



Álvarez (1995) nos señala que la orientación profesional es un proceso sistemático de ayuda, dirigida a todas las personas en período formativo, de desempeño profesional y de tiempo libre, con la finalidad de desarrollar en ellas aquellas conductas vocacionales que les preparen para la vida adulta, mediante una intervención continuada y técnica, basada en los principios de prevención, desarrollo e intervención social, con la implicación de los agentes educativos y socio-profesionales. Es decir que el orientador tiene un papel preponderante en la enseñanza de los educandos puesto que este no sólo intervine en el proceso de guiado en la elección adecuada de una profesión, sino que interviene cuando un alumno presenta otras problemáticas como son acoso escolar, autoestima o familiares, las cuales repercuten directamente en sus estudios.

Como se pudo observar existen numerosas problemáticas que aquejan a los alumnos y que requieren de una intervención directa para ayudarlos a enfrentar las diferentes situaciones por las que se encuentran atravesando y que aunque en la actualidad se han logrado muchos avances en cuanto a investigación y desarrollo de programas para mejorar la orientación psicopedagógica de los alumnos todavía enfrentamos algunos rezagos en cuanto a la implementación de estos programas en las escuelas, principalmente en escuelas que pertenecen al sector público, debido a diversos factores como la falta de presupuesto para contratar a profesionales especializados en esta área, la alta burocracia a la que se enfrentan cuando se quiere implementar un programa nuevo que no se encuentra en el plan escolar, entre otros.

Se puede decir que los servicios de orientación educativa son realmente necesarios en las instituciones educativas porque a través de estos que se puede guiar, aconsejar, informar y principalmente aconsejar a los alumnos. Uno de los objetivos que tienen los servicios de orientación es involucrar a los docentes, autoridades de la institución y padres de familia en el proceso de enseñanza de los niños para que haya una mejor enseñanza y en consecuencia un desarrollo adecuado en cada etapa por la que atraviese el alumno.

En vista de lo anterior, es importante replantear las funciones del orientador en cada institución educativa, en base a los apoyos con que cuente cada institución, en particular aquellos apoyos relacionados con la existencia o no de un área o departamento de Orientación Educativa o Psicopedagogía. Es decir que se debe de empoderar el rol del orientador, mediante programas y actividades especializados, así como asesorías personales con los alumnos que presenten problemas más graves, para que ejerza un papel más preponderante en el proceso de enseñanza de los alumnos.


Finalmente se puede decir que existen grandes áreas de oportunidad en las que tanto autoridades educativas así como profesionales del ramo pueden trabajar para mejorar el servicio de orientación, puesto que, lo que está en juego es el futuro y desarrollo de los niños.

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